jueves, 20 de noviembre de 2014

Y yo que pensaba que todas las cosas del mundo eran padre e hijo





No puedo dormir desde hace tres días, como mi padre, que está enfermo y teme morir... Solo, en su cama, sin sus hijos alrededor. Yo también temo morir y no estoy enfermo, o eso creo cuando veo a mi padre vomitar y llorar, dormir abruptamente en medio del llanto, quejarse dormido, despertar drogado y hablar dormido con parpadeos incomprensibles, aun así, él solo, con la última fuerza de sus uñas, llega a la cama, del lavamanos, y mide la oscuridad con sus pies y el vacío de las sábanas. Sus pasos parecen sótanos de una dictadura o playa hermética de olas y récipes, informes, cifras, diagnósticos, inyecciones, dietas y costumbres de solo escuchar el corazón. Mi padre dice que la muerte no es la cesación de los órganos, que hay algo más, pero que está aquí, entre nosotros, entre los que todavía podemos mentir y cantar. Él ya no puede mentir (lírico sin cura), está condenado a la función de sus órganos, glandular, irremediable, moral de sangre, resultados, laboratorio, cerámica laica y perfil iconoclasta. Pide y bebe, pero se ahoga con su propio aire seco,  memorioso, y se incorpora entre el pecho huesudo y las canas en las axilas, bebe, agradece y calla. Sonríe. Aunque ahora no deja que le acomode la nuca grande y pesada sobre la almohada, mis manos siempre reencarnan en él y el dialogo de carne y hueso nos hace compartir anécdotas de los años sesenta, del comandante Vallejo, de la cárcel, de sus padres a caballo, del día que conoció a mi madre, de mi hermano, de la guerra de las Galias, de la espergesia y del libre albedrío. La cerveza es incomunicable, es decir, invisible… eppur si muove. Ya no es como antes, —pienso, como un niño.

Despierta. Ahora deja verse desnudo por mis hermanas. Yo también he perdido un poco de pudor, ese cálido y vivo pudor; ahora escribo cualquier necedad, tan súbita como cotidiana, y la publico en El hallazgo, sin más, sin saber, para sentir por lo menos que verle morir tiene sentido, palabras, sentido, significado: Vivir.

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